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martes, 8 de noviembre de 2011

Fábula: El becario y el trébol de las cinco hojas

El sonido del despertador provocó que Martín se levantase algo sobresaltado. A pesar de ser tan sólo las siete de la mañana, éste irradiaba un gran optimismo debido a que era su primer día de trabajo. Llevaba mucho tiempo esperando este momento, quería demostrar todo de lo que era capaz y esta era una buena oportunidad para hacerlo.
Con apenas un café y algunas galletas en el estómago Martín se dirigió con gran entusiasmo hasta la parada del autobús. Estaba ilusionado con el comienzo de esta nueva etapa e incluso tenía la sensación de que había madurado de la noche a la mañana. Además,  la gran mayoría de sus compañeros de promoción no habían tenido su misma suerte, así que Martín se sentía afortunado, como si hubiese encontrado un trébol de cuatro hojas en la inmensidad del bosque.

De vuelta a casa, Martin analizó minuciosamente todo lo que le había ocurrido durante el día: la reunión con el jefe del departamento, las presentaciones, las pequeñas bromas con las que le habían recibido sus nuevos compañeros de trabajo….. Estaba satisfecho y, a su parecer, el resultado ha sido positivo y pensó que no podía haber comenzado mejor.

Seis meses después, Martín sigue desempeñando el mismo cargo, no obstante, a pesar de haberlo hecho de una forma correcta y eficaz, no sabe hasta cuando durará esta situación.  Ha cumplido con su deber, pero hoy en día esta no parece ser una razón de peso para que la empresa en la que trabaja confíe en sus capacidades y decida que Martín pase a formar parte de su plantilla.
Su futuro ya no está en sus manos y su jefe será el encargado de de valorar el trabajo desempeñado durante los últimos seis meses. Lo más lamentable es que, a la hora de hacerlo, únicamente tendrá en cuenta la rentabilidad que Martín podría generar en la empresa. Le valorará como si de un instrumento económico se tratase, sin importarle el gran esfuerzo y las ganas de superación demostradas por durante este tiempo.

Sigue adelante Martín, no te rindas, no dejes que acaben con tu entusiasmo y optimismo, todavía quedan tréboles de cinco hojas esperando ser encontrados, O al menos eso espero, por el bien de todos los jóvenes.

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