Para muchos de nosotros la llegada de esta estación marca el inicio de una nueva etapa escolar, laboral o profesional, y por ello tratamos de concienciarnos sobre ciertos cambios en las actitudes diarias. Sin embargo, hay que reconocer que existe cierta tendencia a exagerar o sobrevalorar nuestras conductas venideras, al igual que sucede al marcarnos objetivos excesivos o metas realmente difíciles de alcanzar sin pensar en el constante esfuerzo que esto supone.
No penséis que no, yo también peco de iluso, aunque con el paso de los años he aprendido que las intenciones deben ir de la mano de las realidades y los entornos que nos rodean. Los cambios requieren un tiempo, y para poder apreciar y ver sus resultados debemos tener en cuenta que estamos inmersos en una carrera de fondo, por lo que no debemos desesperarnos ni cantar victoria a la primera de cambia. Pero tranquilos, no todo va a ser así, también habrá cabida para la llegada de nuevas experiencias. Es hora de mirar al frente, de continuar soñando, de tomar impulso y coger las fuerzas necesarias para continuar el camino con más energía o, en su defecto, buscar nuevos trayectos. La lucha continúa tras el verano, eso sí, luchemos con moderación y sin engaños.