Aguardo su llegada durante un buen rato. Me encuentro sentado en un cómodo banco de madera, hecho que me parecería extraño si no estuviese en uno de los pintorescos lugares que suelo catalogar como inspiradores. Y lo considero así porque estos idóneos emplazamientos consiguen relajarme, al igual que su clima permite que las ideas surjan por sí solas.
Sigo esperando, parece que hoy será uno de esos días en los que la inspiración parece tener mejores cosas que hacer, por lo que decido contentarme con observar el paisaje y todo lo que sucede a mi alrededor. A lo lejos, un desconocido hombre de edad avanzada pasea lenta y silenciosamente. Tiene la mirada baja, reflexiva, y sus andares son más que pausados. No tardo en analizar sus planeados movimientos, de lo que deduzco que pronto pasará por mi lado.
A pesar de que suelo pasar desapercibido en este tipo de situaciones, he podido comprobar cómo su mirada se detenía sobre la imagen del grueso taco de folios blanco, los dos bolígrafos y el libro de Pablo Neruda que tengo a mi lado derecho. Sus gestos cambian radicalmente y, justo antes de preguntarme acerca de la obra del chileno, una arrugada sonrisa se dibuja en su cara y una grata sensación parece recorrer su cuerpo de pies a cabeza. Al parecer a él también le agradan los versos del conocido poeta, incluso llega a confesarme que estuvo escribiendo poesía durante algunos años influenciado por los trabajos de Neruda.
Tomando como punto de partida la opinión que ambos teníamos sobre este admirado escritor, finalmente hemos estado conversando largo y tendido acerca del panorama literario actual, escritores emergentes...y ya que estábamos sumergidos en estas cuestiones hemos aprovechado para realizar una comparativa de estas perspectivas actuales con las del pasado a través de sus bastos recuerdos, lo que puedo asegurar que me ha resultado gratamente interesante y gratificante.
Ha sido un encuentro casual, de eso no hay duda, aunque hay que admitir que la búsqueda de la inspiración, la cual me ha llevado a elegir este lugar, y la tenencia de la obra de Pablo Neruda han sido las causas por las que ha podido surgir la casualidad de dicho encuentro...
Saber describir cualquiera de las sensaciones o situaciones que forman parte de cada uno no resulta fácil. Sin embargo, intentar hacerlo es el primer paso para relatar reflexiones y vivencias.
Vistas de página en total
jueves, 31 de enero de 2013
viernes, 18 de enero de 2013
Noche en blanco
Todavía no es medianoche, no obstante, y con la intención de
matar algo del tiempo que suelo dedicarle a la televisión o caja tonta, como
vosotros prefiráis llamar a semejante aparato, me siento frente al ordenador
con el único fin de redactar algunos de los textos que, incompletos, esperan
que llegue su oportunidad para así poder quedar finalizados. Pero no todo
transcurre tal y como me gustaría, mi cabeza y mis pensamientos no están donde
deberían, lo que me provoca una falta de concentración absoluta y una profunda dispersión de ideas.
Tomo aire, cierro los ojos durante unos instantes y trato de
terminar con lo que un día empecé. Ni tan siquiera mi arduo empeño es capaz de
conseguirlo, las palabras siguen resistiéndose a salir de la madriguera que mis
inquietudes han creado a su alrededor.
Intento hacerme creer que no desistiré, nunca he sido de los
que tiran la toalla a las primera de cambio, no dejaré que la falta de
inspiración gane la batalla, motivo por el cual decido agarrar uno de los
bolígrafos con los que tanto disfruto escribiendo debido al suave movimiento con
el que se desliza entre mis dedos a la hora de plasmar las palabras sobre el
grueso cuaderno en el que recojo mis anotaciones. De vuelta al método
tradicional.
A pesar de mi voluntad y de las distintas ocurrencias que
tan buen resultado me han dado en otras ocasiones, nada cambia, incluidas mis intenciones
por llevar a cabo mi cometido, aunque quizás…esta sea una noche en blanco más…
miércoles, 16 de enero de 2013
¿Avance, progreso o…irrealidad?
Hay ocasiones en las que,
partiendo de una visión comparativa entre mis propias experiencias y los
comportamientos actuales de la sociedad, he de admitir que añoro gran parte de
mi pasado. La inocencia con la que solía compartir juegos, peleas y risas con
mi hermano Carlos se ha convertido en una relación de innata madurez parcial
adquirida por ambas partes, al igual que las insignificantes preocupaciones que
merodeaban en mi interior por aquellas épocas han quedado sepultadas bajo la
pesada losa que a día de hoy nos acompaña a través de las múltiples y novedosas
necesidades que han ido surgiendo con el paso del tiempo.
En mi opinión, hemos perdido ciertos matices de
independencia personal a causa de la implementación global de las nuevas
tecnologías que nos llegan de la mano de smartphones, videojuegos, redes
sociales y demás elementos que cautivan o copan nuestra atención.
Cierto es que nos aportan una mayor libertad a la hora de
administrar y disfrutar nuestro tiempo, sin embargo, y a mi entender, las
personas son cada vez más dependientes y solitarias, detalle que me lleva a
cuestionar los distintos usos que por uno u otro lado limitan y distorsionan
nuestras habilidades comunicativas. Ficción, mentiras o sub-realidades que no son más que un
bálsamo que nos permite continuar esquivando un verdadero contacto con la
auténtica realidad en la que vivimos.
¿Realmente podría alguien tener setecientos amigos? ¿De qué nos sirve saber cuál ha sido el
último comentario realizado por alguna tertuliana de la prensa rosa? ¿Nadie se
cuestiona por qué hay un mayor número de personas interesadas en ver un partido
de fútbol que en erradicar el hambre o la analfabetización en el mundo?
Aprendamos a elegir, o mejor, aprendamos a seleccionar qué tipo de avances
o progresos necesitamos realmente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)