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jueves, 15 de noviembre de 2012

Andares nocturnos

Camino bajo la atenta mirada de las estrellas alentado por los incansables destellos que tantas veces me han guiado a lo largo del camino. Solo hay lugar para el silencio, él será el encargado de aportar el relajado y deseado toque inspirador que tanto anhelo para así conseguir mi propósito.
Necesito discurrir, pensar, analizar y seleccionar mis ideas. No todas son igual de válidas, algunas son confusas, otras indescriptibles y hasta las ahí innombrables, hay que saber elegir.
Observo cómo la luna se paraliza en lo alto del firmamento y decido plasmar el desarrollo de mis ideas sobre su reflejo tratando de encontrar la senda que mis palabras deben seguir. He de ser yo quien las guíe, aunque esta enérgica conexión logra que todo parezca más sencillo.
Decido detenerme, hay algo que ha conseguido llamar la atención y, tras unos instantes de espera, consigo darme cuenta de que las fuertes rachas de viento tratan de dispersar las distracciones que amenazan con detener el halo de concentración que he conseguido generar a mi alrededor, quizás ellas también quieran aportar su granito de arena, detalle que es de agradecer.
Cuánta soledad, sin embargo, es una soledad voluntaria que lentamente va generando un oscuro ambiente creativo que favorece mi tranquilidad interior y exterior en casi todas sus vertientes. Llegado a este punto, será mejor dejar que las letras hablen por sí solas...

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