Al fin tuve la oportunidad de hacerlo. Y hay que decir que
su reacción fue incluso mejor de lo que esperaba. Su inocente y avergonzada
sonrisa señalaba que mi presencia era bien recibida en el lugar. Había pasado
mucho tiempo, pero había merecido la pena. Nuestras miradas hablaban por sí solas,
nuestras mentes conseguían detener el tiempo.
El mágico momento nos hace sentir especiales, sin embargo,
debemos tener los pies en el suelo, las prisas nunca fueron buenas. Trato de
contener mis impulsos, pero la tentación es demasiado poderosa para alguien
como yo, así que decido besarla de una
forma dulce y apasionada. No hay palabras.
Mis pensamientos ahora tienen un único destinatario y, de
momento, eso me hace ser feliz. Quiero
creer que este sentimiento no será algo pasajero, quiero pensar que esta vez
todo será diferente, quiero volver a sentir ese inusual hormigueo…..
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