Han pasado cuarenta y ocho horas desde que la primera marcha
por la dignidad dio comienzo en un ambiente de cierta confusión. En el horizonte,
un sinfín de banderas de unos y otros colores hondeaban y revindicaban ideales que
nada o poco tenían que ver con la temática del multitudinario encuentro. No
todos los medios de comunicación difundieron la noticia, y la mayoría de los
que lo hicieron seleccionaron la información a su antojo y la acompañaron de
tintes ideológicos.
Desde mi punto de vista, creo que este tipo de acciones son
necesarias, el pueblo debe levantar la voz y alzarse contra las injusticias,
eso sí, sin confundir cuál es el
verdadero objetivo de la concentración, protestar contra la situación actual de
los españoles. Sin embargo, hay quienes tratan de obtener protagonismo y
difundir sus ideales por encima de todo lo demás, lo que me parece más que
lamentable teniendo en cuenta la finalidad de las protestas.
Dos días después de la marcha que durante todo el día
transcurrió de una manera más que pacífica hasta bien entrada la tarde, los
medios de comunicación, al igual que los grupos de personas afines o contrarias
a lo sucedido, prosiguen con la ardua labor de dar a conocer los pequeños
detalles que favorecen su corriente ideológica o los errores que condenan al
resto.
¿Y qué se provoca con estas actitudes? Una manipulación
informativa a todos los niveles y una viralización de contenidos que poco tiene que ver con la verdadera intención
de los que recorrieron las calles de Madrid para poder optar a un futuro mejor. La única opción que podría llevarnos hasta la meta marcada reside en la rectificación de estos
comportamientos y en la intención de luchar por la misma causa, no por intereses personales. Es
tiempo de cambio…
estoy aprendiendo mas a valorar las percepciones de las personas
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