Hace ya unos días que terminó la extraordinaria experiencia
que una vez más ha conseguido acercarme hasta personas que realmente vale la
pena conocer. Todos y cada uno de ellos han sabido aportarme distintas
perspectivas, emociones y vivencias dignas de recordar.
Complicidad, cariño, sonrisas, abrazos, apoyo, comprensión…son
únicamente algunos de los factores que nos ayudaron a sacar adelante el mágico
e ilusionante proyecto en el que nos embarcamos a principios de este mes. Puede
que los comienzos fueran duros y el cansancio hiciera mella en cuanto tuvo
ocasión de hacerlo pero pronto supimos adaptarnos al frenético ritmo de trabajo
con un único fin…ayudar, divertir y disfrutar con los más pequeños.
Quizás algunos no entiendan la finalidad o las razones que
nos llevaron a cruzar nuestros caminos, sin embargo, yo soy de los que piensan
que las cosas pasan por algo, tanto para bien como para mal, y estoy seguro de
que esta experiencia nos servirá para que aprendamos a valorar aún más nuestro
entorno y solo nos preocupemos por lo que verdaderamente debemos hacerlo.
Caso aparte son nuestros queridos acampados, pequeños e
inocentes renacuajos capaces de sacar la mejor de nuestras sonrisas y acentuar
cada uno de nuestros sentimientos de una manera especial. Personalmente quiero daros las gracias por vuestras risas, abrazos, bromas e incluso…por
vuestros enfados. De todo se aprende, ¿verdad Alicia?...
En cuanto a mis compañeros se refiere...Paula, Raquel, Adrián, Aroha, Inés, Roberto, Ana, María,
Pablo…y el resto de los monitores...me gustaría agradeceros la oportunidad que me habéis dado para poder conocernos. Me habéis hecho sentir uno más de la gran familia en la que nos convertimos
durante dos semanas, y eso para mi, no tiene precio. Espero y deseo que nuestros destinos continúen cruzándose,
y como ya me habréis oído decir….no os olvidéis de soñar….
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