Sus sentimientos seguían a flor de piel, sus pensamientos giraban una y otra vez en la misma dirección, repasando cada segundo, cada gesto, cada palabra. Los besos y las caricias se habían presentado inesperadamente en el momento más oportuno, su ternura había conseguido abstraerle de la realidad y la simbiosis de sus cuerpos le había llevado a darse cuenta de lo equivocado que había estado durante todo este tiempo. Y es que él había estado creyendo que, en caso de llevar sus pretensiones a la práctica, los remordimientos se apoderarían de su mente y le harían preso de sus propios secretos, sin embargo, ahora era consciente de que nada era cómo se había imaginado
De haberlo sabido, no hubiese tardado tanto en asumir cualquiera de los riesgos que, en estos momentos, ya no parecían tener la más mínima importancia. No sabía cuándo volverían a verse, quizás eso no volvería a suceder, pero ya había sucedido.....y no se arrepentía.......
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