He despertado con la necesidad de sentir tu respiración
sobre mi cuerpo aunque tan solo sea una vez más. Añoro cada uno de los momentos compartidos,
he vuelto a caer en las manos del recuerdo, mi corazón parece haberle ganado
nuevamente la batalla a la razón, ya no
sé si lo mejor sería que te borrara de mis pensamientos pero, ¿cómo borrar el
pasado?
Debo mantenerme firme en la decisión que tantas lágrimas nos
hizo derramar, debo rehacer mis costumbres, cambiar las rutinas, lo sé. Y no
son pocas las veces que llego a la misma conclusión, aquella que me hace
caminar de la mano de esa sensación a la que tanto temo, la soledad,
la misma que me aleja de las nubes y me baja los pies a la tierra de golpe
y plumazo.
Continuaré mi viaje,
no importa cuan largo sea el siguiente trayecto, he de realizarlo solo,
apoyado por los recuerdos, tanto los buenos como los malos. He vivido una
experiencia más y, a pesar de la
debilidad que puedan transmitir mis emociones, también puedo sentir cómo la
madurez obtenida por la experiencia es quien me alentará durante el largo
camino que aún me queda por recorrer. Y tú, ¿quieres acompañarme?