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jueves, 26 de septiembre de 2013

Distintos golpes de suerte…¿distintos mundos?

El señor Harrison deambula por las calles de Nueva York, deseoso y emocionado por comenzar a trabajar en el nuevo proyecto que su empresa tiene entre manos. Él será el máximo responsable, su esfuerzo por fin ha dado resultado, el tiempo invertido al fin le será recompensado mediante un buen aumento de sueldo. Y no tardará en compartir este logro con los suyos, para él, la suerte ha llegado de la mano de sus propósitos laborales.
Al otro lado del mundo, Bian aguarda ansioso junto al resto de los muchachos de una aldea próxima a Touba, una ciudad senegalesa que diariamente lucha por tratar de darles un futuro mejor a sus habitantes. Ninguno de ellos ha pisado nunca una escuela, sin embargo, parece que esta situación no tardará en cambiar gracias a la labor humanitaria que una ONG realiza en la región. La mayoría ya no tendrá que seguir trabajando debido a la falta de oportunidades y podrá optar a una formación y educación que, aun siendo un tanto básicas, les ayudará a cambiar la suerte de su destino.

Arrestado desde hace algo más de un año, Sam Hirokashi aguarda la aprobación de la nueva ley que le permitará volver a ser libre. Su único delito fue mostrar la realidad en la que vive escondida la población por miedo a las represalias gubernamentales. La censura no consiguió frenar la difusión de sus escritos, por lo que ciertos líderes ideológicos sí se encargaron de parar un movimiento de rebeldía e inconformidad que cada vez iba ganando más adeptos. La plataforma encargada de proteger los derechos humanos ha fijado sus miras en este caso debido a la relevancia que el asunto ha ido adquiriendo gracias a la labor comunicativa que los seguidores de Hirokashi han llevado a cabo. Podría decirse que Sam esta vez ha tenido suerte…
Los tres sienten que la suerte ha llamado a su puerta pero…¿viven los tres en el mismo mundo?

jueves, 19 de septiembre de 2013

Ya no hay vuelta atrás

Traté de asimilar las cosas tal y como eran, no quería ni podía seguir engañándome, debía concienciarme y prepararme para los días grises y los insensatos recuerdos que revolotearían en mi cabeza alterando su estado natural. Sentí cómo las espinas se clavaban en mi corazón, impacientes por darle un final a aquello que no parecía tener solución. La resignación había tratado de hacerle frente a nuestra realidad, imponiéndose ésta última a los deseos y esperanzas que traté de conservar hasta el último momento. Era tarde para cambiar, las contínuas oportunidades se habían esfumado entre un mar de confusas intenciones, mis expectativas habían perdido la batalla.
Aceptaré un futuro sin tí, dejaré de soñar con tu eterna presencia. Las lágrimas derramadas y los arañazos del alma acompañarán al sufrimiento que tanto evité conocer a lo largo del tiempo, nuestros caminos ya no seguirán manteniendo el mismo rumbo, es algo inevitable. La lucha ha terminado, llega la hora de aceptarlo, no queda otro remedio, nuestro destino ha hablado.